El movimiento feminista, es definido por Susana Gamba, presidenta de la Fundación Agenda de las Mujeres y autora del “Diccionario de estudios de genero y feminismos”, como un movimiento de liberalización de la mujer que a lo largo de la historia ha creado pensamiento y acción, teoría y práctica. Dentro de este movimiento, explica, se produce un cambio en las relaciones sociales que conduce a la liberalización de la mujer a través de eliminar las jerarquías y las desigualdades entre sexos.
No podían ejercer la medicina, el derecho, puestos de la Administración y mucho menos, votar.
La Segunda Ola feminista viene con la aparición de las sufragistas. El viernes 3 de agosto de 1832, en el congreso de Reino Unido se debatió la causa de Mary Smith de Stanford. Ella defendió que pagaba los mismos impuestos y estaba sujeta a las mismas leyes que cualquier hombre y que, por esta razón, debía tener el mismo derecho que ellos a elaborarlas mediante la elección de representantes y a aplicarlas en los tribunales de justicia. Este se consagró como el primer debate sobre el sufragio femenino de la historia de Gran Bretaña. Como ya hemos visto, las mujeres poseían nulos derechos tanto civiles como políticos. No podían ejercer la medicina, el derecho, puestos de la Administración y mucho menos, votar.
No obstante, debemos tener en cuenta que el machismo, el patriarcado y la cultura del silencio se encontraba impregnado en la sociedad. Entre las mujeres no había movimientos de protesta, ni si quiera el voto se concedía a la mayoría de los hombres. A principios del s.XIX era un derecho que se restringía al 20 por ciento de los hombres. Pero en cuestión de 30 años tras el caso de Mary Smith, el movimiento ganó mucha fuerza dando con la causa principal: el derecho al voto universal. “Sólo cuando las mujeres participaran en la elección de sus representantes y, por tanto, en la elaboración de leyes, podrían derogar aquellas que las rebajaban a ciudadanas de segunda”.
Asimismo, con la Ley Electoral de 1867, se extendió el derecho al voto a un tercio de los hombres adultos, refiriéndose a “Man” y no “male”, un término que engloba tanto a hombres como a mujeres, por lo que las sufragistas a ellas a participar en las elecciones, entre ellas Lily Maxwell. Sin embargo, los anti sufragistas denominaban a la mujer como representadas por sus maridos e influenciables por ellos, por lo que un voto femenino significaba dos votos del hombre.
En la otra parte del mundo, Wyoming, Estados Unidos, se daba un paso increíble en la defensa de los derechos de las mujeres, aprobándose el derecho al voto en 1869, siendo uno de los primeros territorios del planeta en hacerlo. Poco después, la isla de Man concedía el voto femenino a mujeres viudas y solteras en 1881. Tras diferentes luchas y movilizaciones de la mujer como laThe Women's Tax Resistance League (WTRL), formada por mujeres que se negaban a pagar tasas sin representación política con el slogan:“No vote, no tax”, en 1928 se aprueba que todo el mundo mayor de 21 años en Reino Unido podría votar. Fueron las elecciones de mayo de 1929 las primeras elecciones generales donde las mujeres pudieron votar.
No obstante, el primer país en autorizar el sufragio femenino fue Nueva Zelanda en 1893, seguido de Australia en 1902. Estados Unidos, por su parte, en 1920 podían votar únicamente las mujeres blancas, mientras que el sufragio femenino total vino en 1965. En Europa el país pionero fue Finlandia, que autorizó el derecho al voto tanto para hombres como para mujeres a la misma vez, esto fue hace 104 años, en 1906. En España, sin embargo, llegó de la mano de la Segunda República, con las mismas condiciones de los hombres, en 1931. Sin embargo, en la dictadura de Primo de Rivera, en 1924, las mujeres fueron autorizadas a votar solo aquellas mayores de 23 años, “emancipadas”; no casadas ni prostitutas.
La tercera ola feminista viene dada a partir del libro de Betty Friedan, La Mística de la feminidad, 1963. En este se habla de la sensación de que las mujeres eran definidas no por lo que eran, sino por las funciones que ejercían; mujer, madre, ama de casa… Friedman es el máximo representante del feminismo liberal; aquel que se caracteriza por definir la situación de las mujeres como de desigualdad, no de opresión y explotación. Definen el problema de las mujeres en que están excluidas de la esfera pública. Además, pone énfasis en la sexualidad viéndola como un aspecto positivo, abarcando al espectro de sexualidades y no volviéndose heteronormativo.
Fue el feminismo radical quien llevó las riendas de la tercera ola feminista.
Sin embargo, fue el feminismo radical quien llevó las riendas de la tercera ola feminista. Esta corriente feminista afirmaba que el sistema patriarcal se mantenía intacto y se centró en que “en esta sociedad patriarcal a cada sexo se le impone el género, el cual lo mantiene en una posición: dominante o subordinada. En definitiva, para el feminismo radical el género son todos aquellos roles que se nos imponen por haber nacido de uno u otro sexo. Ojo, que los roles de género no se limitan a colores y juguetes".
Además, Kimberlé Williams Crenshaw, académica estadounidense especializada en el campo de la teoría crítica de la raza, introduce el término interseccionalidad en su ensayo Mapping the margins: intersectionality, identity, politics, and violence against women of color (1989), donde se describe la idea de las mujeres experimentan “capas de opresión”, causadas por el género, raza y clase. Durante esta tercera ola el concepto floreció; centrándose en abolir los estereotipos de roles de género y expandir el feminismo para incluir mujeres con diversas identidades raciales y culturales.
Gracias al feminismo tenemos la voz y la posibilidad de crear nuevas sociedades basadas en modelos igualitarios Desde el siglo XIX, en el contexto de la Ilustración, las mujeres han luchado por acceder a derechos esenciales como el derecho al voto, a la independencia, al divorcio, al aborto, al ser libres… Sus logros y aportaciones en la lucha por la igualdad han resultado fundamentales en el contexto que nos ocupa en este estudio: la denuncia de los abusos y agresiones sexuales. Tenemos que tenerlas en cuenta porque sin ellas, la posibilidad de hablar de los abusos y agresiones sexuales no hubiera sido posible.
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