El Feminismo como movimiento teórico nace en la Ilustración del siglo XVIII, un momento donde se reivindican “la igualdad, la supresión de los privilegios de nacimiento, la autonomía de los sujetos y los derechos de la persona”. Es un momento de la historia donde se rechaza a Dios como única fuente de conocimiento y, por lo tanto, la verdad se tiene que conseguir por medio de la investigación razonada y científica. Así, la Ilustración trajo el liberalismo como ideal político y Bonilla Vélez explica que el liberalismo se entendía como la libertad del individuo.
“Lo propio de la mujer no es saber, sino estar ‘enterada’ de lo que el varón ‘sabe’”
Sin embargo, “el liberalismo instituiría la dualidad público/privado, equivalente a la división mercado/ámbito doméstico, asignándole a la mujer el reino del hogar, donde tampoco reinaría ella, sino su marido”. La Ilustración se centró en ser una etapa donde se cuestionaba la realidad de la mujer, su capacidad de entendimiento y su capacidad o incapacidad para la vida política. Una época donde los filósofos del momento, como Kant, entendían que “la mujer no tiene capacidad de reconocer lo bueno o lo malo y, por lo tanto, debe tener un tutor que la controle y le diga lo que debe hacer […] las mujeres tienen comprensión rápida, pero infundada. Lo propio de la mujer no es saber, sino estar ‘enterada’ de lo que el varón ‘sabe’”.
En 1763 se publica un texto de Francois Poulain de la Barre llamado De la Igualdad de los Sexos, donde se marca una ruptura con las ideas anteriores y se aboga por la igualdad entre hombres y mujeres. Su obra se enfoca en la razón, la defensa de los hombres y mujeres y una de las ideas más avanzadas: “La mente no tiene sexo”.Este pensamiento presentó una imagen antipatriarcal queponía en entredicho las autoridades científicas y filosóficas que mantenían las creencias en torno a la desigualdad entre los sexos.
El discurso feminista ilustrado tenía como referencia los derechos políticos del individuo donde no existían los derechos de la mujer. Por esta causa, se abogaba por el principio de la individualización y el reconocimiento de la subjetividad histórica de las mujeres y de su libertad emancipatoria.
En el periodo de 1789-1793 las mujeres tanto francesas como de otros países se empezaron a organizar para luchar por sus derechos. Una de las mujeres pioneras fue Mary Wollstonecraft, una de las voces fundadoras del feminismo liberal y pionera de la teórica crítica feminista. “Al regirse por los principios supuestamente democráticos, no hizo más que dar por hecho que las mujeres también podían ser miembros activos del funcionamiento político de la sociedad”, explica Bonilla Vélez.
“La mujer nace libre y permanece libre, e al igual que el hombre en derechos”
Con esta situación, se crea la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789, a lo que Olympe De Gouges en 1791 proclamó la Declaración de los Derechos de las Mujeres y de la Ciudadanía, donde se decía que “la mujer nace libre y permanece libre, e al igual que el hombre en derechos”, en su primer artículo. En el segundo se afirma que “toda la sociedad política tiene como finalidad la conservación de los derechos naturales e imprescindibles de la mujer y del hombre”.
Aún así, aunque los derechos de la mujer se hubieran puesto encima de una mesa gobernada y manejada por hombres, el movimiento feminista no pudo durar mucho ya que De Gouges fue ejecutada por la defensa a los derechos de la mujer. Se negó la posibilidad de que las mujeres se convirtieran en ciudadanas, excluyéndolas de nuevo, del mundo público.
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